lunes, 15 de marzo de 2010


CIUDAD EVOLUCIÓN
Por Alberto Mendoza Morales


Estamos en tiempos convulsionados y cambiantes y en las  ciudades,  las diversas costumbres que se adoptan como parte de la cultura dominante, que la mayoría de la ciudadana adopta como parte activa  de los sistemas emergentes,  políticos,  sociales y culturales. Por ello a continuación les comparto este artículo  de Alberto Mendoza  Morales, que nos lleva en dirección a una reflexión y trae otras formas de percibir la ciudad y su evolución. 


Por Alberto Mendoza Morales
Ciudad es espacio construido, zonificado, densamente habitado, lugar geométrico donde la humanidad ha acumulado historia, consecuencia de hechos sociales, políticos y económicos. La ciudad, junto con la religión, la ciencia y el arte, es uno de los hilos conductores de la historia de la humanidad. La ciudad tiene dilatado proceso en su desenvolvimiento histórico. Su existencia describe en el tiempo un arco evolutivo que va de la cueva del periodo paleolítico a las metrópolis, megápolis y cosmópolis de la actualidad, pasando por los primitivos caseríos del período neolítico.



La urbanización de la Mesopotamia muestra ciudades relativamente pequeñas, Ur, Uruk, Acad, Lagash. Fueron construidas en contraste con el campo; rodeadas de sólidas murallas de piedra; se las conoce como ciudades-estado. Lo mismo fue Atenas en la época clásica y la Roma pre-imperialista. La Roma imperial llegó a tener un millón de habitantes, cifra notable para la época, se llamó metrópolis, ciudad grande. Así siguieron en la Edad Media. La ciudad medieval de occidente se mantuvo pequeña, orgánica y encerrada dentro de murallas.




El mundo pos renacentista vio crecer las ciudades, una tras otra. La revolución industrial atrajo población masivamente desplazada de los campos. Las ciudades se ensancharon y se colmaron. Las murallas desaparecieron. Pero la separación ciudad-campo quedó grabada en la mentalidad de los ciudadanos. Hoy sabemos que es más fácil derribar murallas de piedra que derribar murallas mentales. Esa demolición nos desafía hoy día.


Las aglomeraciones humanas ocasionaron el gigantismo urbano. Se formaron, a escala planetaria, grandes conjuntos, metrópolis, megápolis, cosmópolis, todas de desmesurado tamaño, difíciles de administrar. Londres, París, Berlín, documentan el caso. Ese fenómeno se multiplicó. En Asia se dieron ciudades enormes, Shanghai y Tokio, en América. Nueva York, Los Ángeles, Ciudad de México, Sao Paulo, Buenos Aires, se perfila así Bogotá. Es el fenómeno que en Estambul llamaron de las "ciudades grandes".


 


Las ciudades grandes fueron abordadas con criterio mega-metropolitano. Ahora se buscan nuevas formas para poblar el planeta. Tarea nada fácil. La explosión demográfica mundial quiebra las estructuras sociales y urbanas conocidas. Diversos pensadores han formulado respuestas a estos fenómenos tan reales como arrasadores. Unos dicen que la humanidad se recogerá en grandes urbes. Otros, que en ciudades medianas y pequeñas. Otros hablan de ciudades radiales, ciudades satélites, ciudades lineales, ciudades jardines. En algunos lugares asoma el propósito de abolir tajantemente la división campo-ciudad y proponen nuevas opciones, entre ellas la ciudad-región.


En cualquier caso, el planeta poblado por 7.000 millones de habitantes en rápido crecimiento, debe revisar las categorías urbanísticas heredadas y aplicar soluciones que eviten que las metrópolis se conviertan en necrópolis, la ciudad de los muertos. Una solución es la Agrópolis, simbiosis de campo y ciudad. Las opciones, en general, requieren clarificar, como punto de partida, el concepto de región.



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