El primer brote de El virus de la Poesía tuvo lugar en Bogotá, el 19 de
marzo de 2020, mientras dos amigos chateaban desde el confinamiento preventivo
decretado por la alcaldía debido a la pandemia de Covid–19. Entre emoticones,
memes e intercambio de reflexiones, confesaron padecer síntomas de una extraña
enfermedad: desvelos, extrañamiento de seres queridos, revelación de mundos
ignorados, angustia, horror a la muerte y deseo de escribir y leer. Buscando
alivio, decidieron realizar un Challenge, que consistía en grabar un video leyendo
un poema desde el confinamiento, publicarlo en su perfil de Facebook y etiquetar
amigos retándolos a que hicieran lo mismo.
Pero desataron un terrible contagio. Esa tarde cinco amigos respondieron
con video-poemas e invitaron a otros a replicar el Challenge. En pocos días el
virus se expandió por una interminable red de vecinos, niños, amigos distanciados
hace meses, personas desinteresadas por la lectura, escritores anónimos que
guardaban sus poemas bajo almohada, bogotanos a quienes la cuarentena
sorprendió fuera de la ciudad, habitantes de otras regiones, de otros países y
cibercuriosos que disfrutan estos juegos, tan comunes en redes sociales.
Ante tal oleada, los virusientos siete amigos decidieron abrir un fanpage.
Desde entonces, circulan allí dos video-poemas diariamente, compartidos por sus
creadores o irresponsables infectados, y acompañados por hashtags acordes a los
síntomas que manifiestan.